Hay algunas preguntas habituales para cualquier persona que no provenga de un país donde la Medicina Tradicional China (MTC) no esté integrada en su día a día desde el nacimiento. De entre todas ellas, la más compleja de todas es: ¿En qué se diferencia la MTC de la Medicina Occidental (MO)? Estas preguntas nos animan a escribir algunas ideas de cuáles son las diferencias entre ambas medicinas, pero mejor aún, sobre cuáles son las posibilidades de integrar ambas.
Hay muchos puntos e ideas que querríamos haceros llegar, y por esa razón, la idea inicial de esta entrada en nuestro blog ocupaba más de 4 páginas de contenido denso que, mejor, vamos a intentar desgranar en varias entradas con más ejemplos.
Una primera diferenciación
Como guía básica, en el centro explicamos a menudo que “Los médicos (hablando de los doctores en MO) salvan vidas, y que nosotros (los especialistas en MTC) ayudamos a que mejoren”. Cualquier situación de urgencia es más posible que requiera de MO. Otras situaciones que se prolongan en el tiempo y con las que aprendemos a vivir, pero que no amenazan de forma inminente la vida de la persona, probablemente se puedan beneficiar de las herramientas que ofrece la MTC.
Según lo que acabamos de exponer, puede llegar a entenderse que ambas visiones parecen disjuntas, que son exclusivas y excluyentes entre sí. Pero esto no está nada más lejano de la realidad. Ambas disciplinas observan la misma realidad y han prosperado en base a la experimentación y la evaluación de resultados. Como ambas trabajan sobre el mismo objeto, el cuerpo humano, presentan ciertas relaciones aprovechables entre sí, de forma que en muchos casos la MO y la MTC pueden trabajar mano a mano.
Debilidades y fortalezas de ambas disciplinas
Para aclarar estas diferencias hay que analizar sus puntos fuertes y débiles. Para ello, en nuestro centro también solemos decir:
“Lo bueno de la MTC es que tiene miles de años, y lo malo de la MTC es que tiene miles de años.”
En primer lugar, hay que destacar que, como las bases de la MTC se encuentran en la observación, la prueba y el error, sus practicantes han tenido miles de años para evolucionarlo, refinarlo y generar un cuerpo de conocimiento bien definido a lo largo de todo este tiempo. Esto ha llevado a que, a pesar de que existen tratados de hace literalmente miles de años, muchas prácticas e ideas tradicionales no se aplican a día de hoy de la misma manera en que se describían entonces.
Por otro lado, como dichas bases llevan asentadas miles de años, se han desarrollado en una dirección independiente de los descubrimientos y conocimientos biosanitarios modernos. El lenguaje y los conceptos más básicos son distintos y la visión en ambas, por lo tanto, difieren. El uso de conceptos antiguos y palabras que, sacadas de contexto, se emplean de forma demasiado “mística”, resultan un gran abismo de comunicación entre la MTC y la MO.
El tercer punto es que los conocimientos modernos de anatomía, biología y fisiología permiten hacer cosas que muchos de los autores tradicionales ni siquiera habrían soñado conseguir. A cambio, la MTC presenta herramientas mucho más simples, sutiles y baratas para dolencias muy frecuentes para las que la MO recurre a tratamientos drásticos e intrusivos. Por lo tanto, parece interesante conocer de antemano algunos criterios para entender cuál sería la mejor opción en cada momento.
Excesos e Insuficiencias
Según la MTC, los desequilibrios se encajan en dos grandes categorías: excesos e insuficiencias (para los que hayáis podido leer algo al respecto, estas categorías se consideran Yang y Yin respectivamente).
A continuación, podéis ver algunos síntomas muy generales que se encuentran en ambos casos:
Síntomas de exceso | Síntomas de insuficiencia |
Cara roja | Cara pálida y brillante |
Persona calurosa | Persona friolera |
Dolores distensivos que empeoran con la presión | Dolores que mejoran con la presión |
Sensación de opresión | Sensación de vacío |
Irritabilidad y euforia | Estado anímico decaído |
Tendencia a la extroversión | Tendencia a la introversión |
Respiración fuerte | Respiración dificultosa |
Dolores de cabeza severos o graves | Dolores de cabeza sordos, continuos y con sensación de torpeza en la mente |
Tensión alta | Tensión baja |
Apetito voraz, sabor amargo en la boca | Ausencia de apetito con digestiones pesadas |
Pulso fuerte/rápido/superficial | Pulso débil/lento/profundo |
Escribir una categorización completa es muy difícil porque un mismo síntoma puede aparecer en ambos grupos a la vez, como por ejemplo el dolor de cabeza, que no será igual en casos de exceso y de insuficiencia.
Veamos un ejemplo concreto: dos personas con sensación de mareo
La primera persona tiene la voz fuerte y ronca, la cara muy sonrosada y no lleva abrigo, aunque es pleno invierno. Suele tener mucho apetito. Considera que tiene mucho “genio”. Tiene hipertensión y un pulso rápido y fuerte. Todos estos síntomas son signos de exceso. En este caso, lo más probable es que los mareos de esta persona seguramente serán especialmente intensos e incapacitantes. Aparecerán de forma brusca y llegarán incluso a producir vómitos.
La segunda persona tiene la piel pálida, una voz que apenas sale de la garganta y va abrigada en pleno verano. En general come muy poco y las digestiones son lentas y pesadas. Le cuesta salir de casa porque apenas le apetece hacer nada y se cansa con mucha facilidad. Suele tener la tensión baja y su pulso es débil y profundo. Estos síntomas están encuadrados en la categoría de insuficiencia y en este caso, los mareos de la persona seguramente se presenten en forma de vahídos y sucedan fácilmente al incorporarse de forma brusca. Además, es fácil que sean más pasajeros que en el caso de exceso.
¿Cómo se produce un exceso o una insuficiencia?
Visto este ejemplo, se debe entender cómo se produce cada una de estas situaciones.
Excesos en MTC
Una gripe o constipado (en MTC lo denominamos invasión de un Factor Patógeno Externo), un pico de trabajo, estrés o tensión emocional que generen un “bloqueo” o los excesos en las dietas que producen “humedad o flema” indicarán un cuadro de exceso. De hecho, en estos casos, suponen la etiología principal de una patología. Sin embargo, también pueden ser el resultado secundario de algún proceso que no se ejecuta con normalidad. Por ejemplo, la llamada “humedad” o “flema” puede producirse cuando los procesos digestivos no funcionan bien porque están en insuficiencia. Por lo tanto, hay que realizar un estudio exhaustivo para conocer correctamente la situación.
Por otro lado, muchas situaciones de riesgo inminente se relacionan con situaciones de exceso. Es el caso de infartos, ictus, condiciones inflamatorias o incluso cáncer, los cuales suelen encuadrarse en este tipo de casos.
Insuficiencias en MTC
Las insuficiencias, en cambio, suelen estar relacionadas con situaciones más crónicas y producen estados de energía, defensas o ánimo más bajos. Los recursos del cuerpo se ven comprometidos o bien por situaciones de exceso mantenidas en el tiempo, por sobrecarga de trabajo físico, mental o emocional, o incluso por condiciones perfectamente normales como un embarazo.
La ausencia de ciertos recursos implica que la activación de los mecanismos de «defensa y transformación» del cuerpo (que la MTC define como dependientes de la energía y del Yang) no se lleven a cabo con normalidad y que las sustancias nutritivas (en MTC dependientes de la sangre y del Yin) no presenten la calidad ideal para hidratar, nutrir y regenerar tejidos y estructuras anatómicas.
Estos estados de carencia no siempre son tan medibles o palpables como un exceso. Por ejemplo, los síntomas de una Insuficiencia de Sangre en MTC son muy similares a los de la anemia en MO y se detecta de forma rutinaria en una analítica. Sin embargo, muchas otras insuficiencias en MTC presentan síntomas mucho más sutiles y difusos, muchos de los cuales ni siquiera se contemplan como problemas. Un ejemplo de ello son los síntomas de insuficiencia de Energía, que implica síntomas como digestiones pesadas, cansancio, sensación de frío, heces pastosas, ausencia de apetito o hinchazón, los cuales, no son tan fácilmente cuantificables.
No es que las situaciones de insuficiencia no revistan riesgos, de hecho, las enfermedades degenerativas, por su naturaleza, encajan frecuentemente en esta categoría, sin embargo, la amenaza a la vida aparece como situaciones de exceso que se generan a partir de estas insuficiencias.
Lo intentaremos explicar con otro ejemplo. Lo que la MTC considera insuficiencias de yin o sangre producen problemas degenerativos en cualquier tejido del cuerpo produciendo situaciones como Parkinson o Alzheimer. Estas mismas insuficiencias llegan a producir “estancamientos de sangre” o “ascensos de viento” y manifestarse como accidentes vasculares o accidentes cerebrales como infartos o ictus, en ambos casos, excesos.
¿Qué implica que exista un exceso o una insuficiencia a la hora del tratamiento?
La MTC selecciona una estrategia tonificante o dispersante dependiendo de la situación a la que se enfrente. En cambio, las herramientas de la MO tienen, en general, características mucho más dispersantes, de hecho, son muy eficientes en estos casos. Muchos procedimientos consisten en eliminar, extirpar o destruir un cierto elemento, al que se considera, desde la MTC, un exceso.
En este sentido, al “traducir” a los conceptos de la MTC las acciones de muchas de las medicaciones occidentales y estudiar cuáles son sus efectos secundarios, se puede intuir esa estrategia principalmente dispersante (ni buena ni mala, simplemente dispersante). Sin embargo, es mucho más complicado (aunque cada vez se encuentran más) encontrar ejemplos de medicaciones con estrategias tonificantes en MO. Un ejemplo de estos medicamentos tonificantes es el empleo de probióticos para tratar ciertos problemas gastrointestinales. Y es en este punto en el que la MTC tiene uno de sus puntos fuerte: La capacidad de recuperación de recursos en el cuerpo, que la convierte en una importante herramienta preventiva.
Muchos tratamientos de MO tratan la dolencia de la persona, pero a veces, por desgracia, lo hace a costa de su energía. Esto puede ser absolutamente necesario en caso de situaciones con riesgo potencial para la vida, sin embargo, producen situaciones de insuficiencia que no se consideran patologías y, por lo tanto, no se tratan. En estos casos, la MTC resulta un buen complemento para tonificar la insuficiencia de la persona.
Y para finalizar esta primera entrada sobre la integración de la MTC y la MO…
No es habitual que en occidente la MTC sea la primera opción a la que se recurre cuando existe un problema. De hecho, lo habitual es llegar a la MTC después de haber dado vueltas por varias opciones previas y mostrando síntomas muy confusos de exceso y de insuficiencia. En muchos casos, habiendo usado en el proceso varios tipos de medicación de MO que no se ajustan a la estrategia de tonificación o dispersión necesaria, o incluso habiendo tomado medicaciones que implementan las dos estrategias.
Por ello, en patologías crónicas muy comunes, cuando se desgrana la situación y se aplican las herramientas adecuadas, las patologías mejoran significativamente, pero no siempre de forma absoluta. Un ejemplo de ello son los dolores de cabeza crónicos.
La MTC tiene, en general, muy buenos resultados sobre tales dolores. Las personas que acuden a nuestros centros, rara vez lo hacen como primera opción y suelen haber probado varias opciones de tratamientos o incluso están sometidas a tales tratamientos a la vez. Aunque la MTC no siempre consiga erradicarlos al 100%, en muchas personas consigue que, al menos, las medicaciones de MO que no estaban resultando de alivio den mejores resultados. Este es uno de tantos ejemplos en los que la MTC, en lugar de emplearse como tratamiento individual, se puede emplear en forma de apoyo a otros tratamientos consolidando los resultados de una forma que podemos considerar integrativa.