Queremos centrar este viaje por los Anapurnas en el camino entre Deurali y Tadapani. Cuando el caminante tiene la fortuna de descender o, si es un poco menos afortunado, de ascender por esta senda localizada en el Área de Conservación de los Anapurnas, en Nepal, se puede encontrar con espectáculos insólitos. Desde pequeños y talludos porteadores que cargan sobre sus espaldas portes tan pesados como frigoríficos o lavadoras hasta un alto en el camino frente al río, donde se encuentran cientos de pequeños montículos de piedra y cantos rodados.
Es habitual encontrar en los caminos de montaña montones similares y aislados, llamados “Hitos”, que se utilizan para señalizar caminos y sendas, pero no es habitual encontrarse tantos juntos.
Nuestro guía, Pewandi, de origen Sherpa y como tal, de educación budista, nos explicó el origen de estas estructuras: Cada una de las piedras fue colocada por una persona que pensaba que la piedra le representaba a él mismo y que al colocarla en uno de los montículos, intenta unirse a un Todo absoluto, encomendándose así a algo superior. Toda esta simbología queda reforzada por la presencia de un río que, en sus épocas de crecida, baña y posiblemente arrastra parte de estas estructuras, simbolizando el devenir implacable.
Todos estos elementos, el uno, el todo, el devenir… forman parte de muchas filosofías y religiones orientales y tanto si el visitante es participe de estas ideas y creencias, como si no, lo que sí es cierto es que provocan una sensación de reverencia y respeto.
Banderas de rezo
Con una idea semejante, podemos encontrar tanto en las ciudades como en las montañas intrincadas marañas de banderas de rezo que ondean al viento gritando silenciosamente el mantra Om Mani Padme Hum. Se encuentran algunas que al llevar tanto tiempo expuestas a la intemperie no son más que jirones descoloridos en los que difícilmente se pueden ver los caracteres en sánscrito. Y junto a estas, suelen encontrarse otras más nuevas con colores chillones que retoman el relevo.
La creencia de que el viento arrastre las oraciones de las banderas y las esparza por el mundo quizá nos resulte más etérea o religiosa, sin embargo, no cabe duda de que añaden cierta belleza e identidad al ya de por sí asombroso paisaje de los Himalayas.
En el caso de los hitos, las reflexiones pueden ser infinitas y absolutamente personales: De orígenes solidarios, filosóficos, religiosos, políticos, personales, etc.
De cualquier manera, si alguna vez pasas por este lugar, hay dos piedras que añadimos a nuestro paso y te invitamos a que tomes un canto, lo acerques a tu frente en señal de humildad y lo coloques junto a los nuestros.